- La fachada ventilada nos proporciona una estanqueidad a la lluvia y evita que el agua penetre en la cámara de aire.
- Proporciona buena difusión del vapor de agua del interior del edificio hacia el exterior.
- La fachada ventilada genera una constante ventilación de aire y evita que haya estancamiento de humedad y que se humedezca el aislamiento.
- Reduce movimientos de estructura del edificio porque, al ventilar la fachada, se reducen las variaciones de temperatura.
- Reduce al mínimo los puentes térmicos.
- Se consigue un ahorro energético del 5 al 10%, por absorber menos calor en verano y dispersar menos calor en invierno.
- Fácil montaje, desmontaje y buena solución en rehabilitaciones.
- Mejora el aislamiento acústico.
Para la fijación de los paneles se pueden usar
distintos materiales de rastreles:
- Madera tratada: de pino, alerce, elondo, etc.
- Metálicos: de aluminio y de acero galvanizado u ocasionalmente de acero inoxidable.
La elección del rastrel metálico depende de la zona de aplicación:
- Aluminio: para zonas húmedas, entorno marino y entorno corrosivo. En entornos muy corrosivos se suele dar una capa de anodizado para aumentar su resistencia.
- Acero galvanizado: para zonas húmedas, entornos no corrosivos y entornos no marinos. Es un material con mejores características mecánicas que el aluminio.
- Fijación vista con tornillos o remaches.
- Fijación oculta, que puede ser con perfilería de cuelgue o encolada.
Se pueden realizar también fachadas curvas, pero en estas, los paneles sólo se fijarán con el sistema de fijación vista por medio de tornillos y sólo se curvarán según el sentido de la veta.
Para su limpieza, no se deben usar detergentes abrasivos. Además, se deben emplear paños y esponjas blandas que no dañen ni rayen los paneles.
Algunos ejemplos de fachadas con paneles de madera son:
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